Reconozco que hablando del Informe Biocat 2015 no soy ecuánime, porque he sido parte del equipo gestor de los contenidos y, por tanto, estoy segura de que aporta la mejor información disponible sobre el sector de las ciencias de la vida en Cataluña. En concreto, he sido la autora del capítulo La BioRegión: El sector catalán de las ciencias de la vida y de la salud. Situación y análisis, a partir de los datos que de forma sistemática y rigurosa recoge el equipo de Gestión del Conocimiento de Biocat.
A diferencia de otros estudios, que se basan en encuestas más o menos extensas —como fueron, de hecho, las dos primeras ediciones, 2009 y 2011, del Informe Biocat, o como es el Informe Asebio, que explota las datos del INE—, desde la edición de 2013 el grueso de los datos que analiza Biocat proceden de su Directorio, una herramienta que se actualiza de forma permanente, no sólo con la información que aportan periódicamente las empresas y entidades registradas, sino también mediante una labor continuada como observatorio, que recoge de forma sistemática información financiera, de productos y, lo más importante, de nuevas tendencias.
Este último punto explica algunos de los datos más significativos que aporta el Informe Biocat 2015, como el salto cuantitativo y cualitativo en el número de empresas activas en la BioRegión, que el nuevo informe sitúa en 734 compañías, frente a las 512 registradas el 2013. Este crecimiento se explica por la creación de nuevas empresas —75 en el período 2013-2015—, pero también por la incorporación al sector de muchas empresas de servicios que antes no trabajaban en este ámbito y por la incorporación al Directorio Biocat de una cantidad significativa de empresas de tecnologías médicas, con especial relevancia de las de digital health.
Como destacó el director de Biocat, Albert Barberà, en la presentación del Informe, esta cifra sitúa a Cataluña «entre los 4 países europeos con más empresas del sector salud por habitante». Un conjunto de empresas que facturan más de 14.300 millones de euros —el 7% del PIB catalán— y que ocupan a más de 42.000 trabajadores. Aunque la gran mayoría de estas compañías son pymes (88%), el Informe subraya una tendencia positiva al crecimiento, ya que en el periodo analizado se ha reducido el número de microempresas (menos de 10 trabajadores) y se ha multiplicado por dos el número de empresas medianas (entre 50 y 250 trabajadores y una facturación anual entre 10 y 50 millones de euros), que ahora ya son el 22% de las compañías de la BioRegión.
En la presentación —presidida por Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, y que contó también con una conferencia de Ella Korets-Smith, directora ejecutiva de TO Health!, el bioclúster de Toronto— no se mencionó un dato que a mí me pareció especialmente interesante cuando trabajaba en el texto del Informe y que es la resiliencia del proyectos innovadores surgidos en la BioRegión: de las 337 empresas creadas en el periodo 2005-2015 sólo se han extinguido 30 proyectos —un 9%—, mientras que la «mortalidad» de las empresas innovadoras en España y en Cataluña, según varios estudios, se acerca al 50%.
Otro dato positivo que destaca el informe es el aumento de las inversiones en las empresas del sector de ciencias de la vida, que en el periodo 2013-2015 han captado más de 100 millones de euros, con grandes operaciones como las protagonizadas por Oryzon, Minoryx Therapeutics o Palo Biopharma.
Más allá de estos grandes rasgos, el Informe analiza con detalle la tipología de las 734 compañías de la BioRegión (de las que 221 son biotecnológicas, 46 farmacéuticas y 94 hacen I+D en tecnologías médicas), las diferentes actividades que llevan a cabo (desde servicios especializados de investigación en bioinformática o secuenciación genómica hasta el diseño de nuevas moléculas o de apps para la monitorización de la salud), las áreas terapéuticas en las que trabajan, el tipo de productos que llevan al mercado, el pipeline de las biotec o el grado de internacionalización de las compañías y en qué mercados se han introducido.
El Informe Biocat 2015 pone también de relieve la excelencia científica de Cataluña, que en el ámbito de las ciencias de la vida se centra en la actividad de 89 entidades —centros de investigación (41), hospitales universitarios (15) , universidades (11), parques científicos (13), centros tecnológicos (7) y grandes infraestructuras (2)— y que se singulariza con algunos indicadores clave:
- Cataluña ha recibido el 53% de todos los grants que el European Research Council (ERC) ha otorgado al Estado español.
- Con 27 ERC grants por millón de habitantes, Cataluña se sitúa en 4ª posición del Espacio Europeo de Investigación y en 2ª posición de la UE.
- Las publicaciones sobre ciencias de la vida y de la salud en Cataluña han crecido un 168% entre 2000 y 2015 y suponen el 3,15% de la producción científica europea y el 29% de la producción científica española en este ámbito.
- Cataluña ha recibido 226,8 M€ en los dos primeros años del programa H2020, que la sitúan en 4ª posición de Europa en fondos por habitante.
Retos
Además de aportar todos estos indicadores, la publicación y presentación del Informe ponen sobre la mesa los principales retos que enfrenta el sector life sciences en Cataluña. El primero que destacaba el director de Biocat es la transferencia tecnológica pendiente: «Sigue habiendo una desconexión entre mercado e investigación, y un gap demasiado grande entre nuestros indicadores de excelencia científica y los de innovación: la BioRegión no tiene un problema de ciencia, tiene un problema de transferencia.»
El segundo gran reto es revertir la caída de la inversión pública y privada en I+D, que en el período 2009-2014 se ha reducido entre un 13% (empresas) y un 3,7% (Administración). En especial, habría que conseguir que la inversión de las empresas, que en España se ha movido históricamente alrededor del 45% de todo el gasto en I+D —y un par de puntos por encima, en Cataluña— se sitúe en los niveles los países más innovadores, donde el sector privado contribuye con casi un 60% del gasto total en I+D.
Posiblemente, una respuesta adecuada al tercer reto —mejorar el acceso de las empresas al capital financiero— contribuiría de manera efectiva a aumentar la inversión en I+D. Las herramientas que plantea Biocat son diversas y no por conocidas menos válidas: «Debemos conseguir vehículos de financiación para desarrollar proof of concept; ampliar el pool de inversores; atraer más capital privado internacional; y disponer de los mecanismos legales para incentivar una cultura de filantropía, entre otras medidas», señaló Albert Barberà.
Una lectura atenta del Informe Biocat 2015, que se presenta en un atractivo formato digital, en catalán, castellano e inglés (con versión descargable en pdf), da una medida muy exacta de los logros alcanzados a pesar de estas limitaciones —especialmente a través de los 20 casos de éxito seleccionados—, pero también permite vislumbrar las tendencias de futuro de la mano de los artículos de diversos especialistas que nos hablan de la convergencia de farmas y biotecs (Ignasi Biosca), de la investigación clínica como herramienta para capturar valor para los pacientes (Gemma Estrada), de cómo está cambiando la industria tecmed europea (Thomas Klein), del atractivo de la BioRegión para los inversores internacionales (Guy Nohra), de digital health (Tamer Shahin) y de innovación disruptiva en salud (Bertalan Meskó). Un conjunto de artículos imprescindibles para entender hacia dónde va uno de los sectores más dinámicos de la economía a escala mundial y donde queda claro que Cataluña tiene mucho que decir. ♦